martes, 22 de febrero de 2011

TRUJILLO Y FRANCISCO DE ORELLANA






Trujillo, uno de los núcleos más importantes de Extremadura en el siglo XVI, concretamente en el primer decenio, fecha en la que nace Francisco de Orellana (1511), contaba con una población de 2000 vecinos, en esta ciudad vivía un contingente nobiliar numeroso.

En el padrón de Trujillo del año 1527, fecha en la que Orellana llegó a tierras nicaragüenses, muestra que en esta ciudad mora un volumen de hidalgos más abundante incluso que en Plasencia o Cáceres, nada menos que 76 hidalgos, el propio Francisco de Orellana procedía de una familia de hijosdalgo, infanzón.
La estructura socioeconómica de los distintos moradores se divide en cuatro clases: los ricos hombres, el 4,4% de los vecinos; la mayoría de ellos son hidalgos, salvo algún que otro comerciante. De estos ricos, ocho son peruleros que han obtenido su fortuna en América y regresan a su patria chica y entre ellos destacan los Pizarro.
Una clase intermedia, definida así porque disponen de ciertas rentas económicas, integrada por el 5% del vecindario y formada fundamentalmente por campesinos, artesanos y mercaderes.
El tercer grupo está compuesto por aquellos individuos que poseen una pequeña propiedad, el 34%, y en conjunto se ocupan en las mismas actividades económicas que el grupo anterior.
Por último, el cuarto grupo está conformado por los catalogados como "pobres", se decir: aquellos que no poseen tierras y alquilan su fuerza de trabajo para poder sobrevivir. Este conjunto es el más numeroso, el 44,9%. La agricultura y la ganadería constituyen las actividades económicas fundamentales en las que se ocupa la población trujillana; la cría del ganado de cerda, estudios realizados por David E. Vassberg, proporciona sustanciosos ingresos a las familias más acomodadas.
En la Actualidad, Trujillo es una ciudad abierta, clara, confortable, regularmente bien urbanizada, apacible y que da una cierta sensación de bienestar de hidalgo campesino.
Así era y así es Trujillo: Un centro de encuentro entre razas y culturas edificado sobre el cerro “Cabezo de Zorro” para dominar en llano unos limites que están rayados entre el Tajo y el Guadiana.
El siglo XVI español propició a Trujillo la ocasión histórica de pasar al recuerdo universal como ciudad, gracias a los acontecimientos que se dieron en torno al descubrimiento y posterior ocupación del continente americano.
Francisco Pizarro y sus hermanos, Francisco de Orellana, Fray Gaspar de Carvajal, Martín de Meneses, María de Escobar, Francisco de las Casas, Francisco Bejarano, Francisco de Chaves, Diego García de Paredes, etc. Que de Trujillo partieron y cuyos afanes fueron tan intensos que el nombre de Trujillo permanece en el subcontinente Americano en varias ciudades de Venezuela, Perú, Puerto Rico, Chile y Colombia. Ellos nacieron en Trujillo y aportaron con sus hazañas o con sus vidas el poder hacer historia de un acontecimiento casi causal.Texto: Jose Antonio Ramos Rubio
 


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